Cuando era pequeña y leía el cuento de los Tres Osos, Ricitos de Oro me caía fatal.
Primero, porque le ponía pegas a todo (excepto a la sopa y la cama del pequeño osezno)
Segundo, porque pensaba que le echaba mucho morro entrando en casa ajena a comerse la sopa y a echarse una siesta.
Así de pedante era yo 🤷
He conocido emprendedores que son parecidos a Ricitos de Oro.
Nunca están contentos con que escriben para vender sus servicios o productos.
“¿Será demasiado largo? ¿Será demasiado corto? ¿Y si me he pasado de informal? ¿Y si me ha quedado demasiado serio?”
Al igual que la niñita rubia, buscan la perfección.
Pero la buscan a ciegas, escribiendo, borrando, dándole vueltas, escribiendo otra vez…
Volvamos a la casa de los Tres Osos.
Cuando Ricitos de Oro prueba el primer plato de sopa, está demasiado caliente.
Cuando prueba el segundo, está demasiado frío.
Es el tercero el que más le gusta porque está templado.
Escucha.
¿Acaso esos platos de sopa eran para cualquiera que pasara por allí?
¿O el plato grande era para Papá Oso y estaba caliente porque a él le gusta así?
¿O el plato mediano era para Mamá Osa y estaba fría porque a ella le gusta así?
¿O el plato pequeño era para el osezno y estaba templada porque a él le gusta así?
¿Ves por dónde voy?
Si quieres saber si tu texto es perfecto (en el caso de que eso exista) solo piensa en estos puntos:
Quién habla
A quién se dirige
Qué quieres transmitir
Qué quieres conseguir
Ya está.
Unas veces, tendrás que escribir textos largos y cursis
Otras, contenidos agresivos y directos.
Es la belleza que tiene la redacción SEO.
Es casi, casi como ser actrices y actores.
Cada día nos metemos en una piel distinta.
¿Lo habías pensado alguna vez?
En mi guía de redacción SEO dedico unas cuantas páginas a esta cuestión, con ejemplos que te servirán para entender cómo enfocar un contenido según tu público objetivo.